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Este blog, no tiene orientación religiosa ni pertenece a organización política alguna.

viernes, 8 de mayo de 2009

El Genocidio de Gaza debe tener castigo:

LA MASACRE de Gaza, un pequeño territorio de 350 kilómetros cuadrados, densamente poblado por 1.500.000 palestinos, representa un obstáculo para el plan sionista, cuya esencia es la creación de un Estado judío puro, al estilo nazi. La última masacre de Gaza se enmarca en este contexto. 06.02.2009 - SHAFIKAH KHALIL H. PEREA HISPANOPALESTINA RESIDENTE EN ASTURIASLA masacre contra la población palestina de la franja de Gaza es el último eslabón de una cadena de masacres que comenzaron hace más de un siglo y que se enmarcan en un plan genocida contra el pueblo palestino en su totalidad. No es una afirmación gratuita, sino es el resultado de un análisis objetivo de este conflicto que comenzó con la creación del movimiento sionista a finales del siglo XIX.Este movimiento se basaba en la falsa premisa de 'Un pueblo sin tierra para una tierra sin pueblo', de modo que para el movimiento sionista los palestinos no existen. Sin entrar en un detallado análisis histórico de la larga tragedia palestina, con el fin de refutar esta falacia sólo cabe resaltar que el porcentaje de judíos árabes residentes en Palestina al principio del siglo XX no superaba el 5% de la población palestina, y un siglo después los palestinos son una minoría asediada, ocupada y amenazada. El proyecto sionista se basó en otro absurdo: convertir una religión en una nacionalidad. Algo tan disparatado como decir que todos los musulmanes son árabes o todos los católicos son españoles. Este disparate fue posible gracias a los medios económicos de los acaudalados judíos y la coincidencia de intereses entre las potencias coloniales occidentales de entonces, en el momento en que empezaba el descubrimiento del petróleo. En 29 de noviembre de 1947, la ONU aprobó la resolución 181, por la que se dividía la Palestina histórica en dos Estados: uno judío, con el 55% del territorio, y el otro árabe palestino, con el 45%, partición rechazada por los palestinos, puesto que era inversamente proporcional al porcentaje de población palestina y judía. Las organizaciones judías armadas iniciaron entonces una campaña de extrema violencia con vistas al desalojo de los palestinos de todo el territorio. Más de 700.000 palestinos fueron obligados a abandonar sus casas y refugiarse en países árabes vecinos, sobre todo Jordania, Siria y Líbano. El número de descendientes de estos refugiados que viven desde entonces en campos de miseria amparados por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos supera en la actualidad los cuatro millones y medio. El obligado éxodo masivo de palestinos se conoce con el término árabe de la Nakba. Gaza, un pequeño territorio de 350 kilómetros cuadrados, densamente poblado por 1.500.000 palestinos, representa un obstáculo para el plan sionista, cuya esencia es la creación de un Estado judío puro, al estilo nazi. La última masacre de Gaza se enmarca en este contexto o lo que el historiador judío israelí Ilan Pappe llama limpieza étnica de Palestina. Estados Unidos y el resto de países occidentales no sólo conocen estos planes sionistas, sino que les prestan el apoyo político, económico y militar necesario, lo que permite que Israel incumpla todas las resoluciones de Naciones Unidas, sin que sea amonestado ni sancionado, de modo que actúa con total impunidad. La credibilidad de las democracias occidentales queda en entredicho. Los gobiernos del mundo árabe y musulmán pierden toda la razón de ser ante sus pueblos, con la grave consecuencia que ello puede acarrear: una más que posible rebelión popular conducida por las corrientes más islamistas, que continúan ganando terreno, gracias sobre todo a la miopía de este mundo occidental, que no se molesta, ni siquiera, en salvar la cara a los gobiernos corruptos feudales. Occidente debe reaccionar asumiendo su responsabilidad ante este genocidio. Es imprescindible imponer sanciones a Israel. España, un país con gran sensibilidad, debe liderar este cambio de postura occidental. Un primer paso sería dejar de vender armas a Israel, que no duda en masacrar a la población civil palestina. Un mensaje claro a Israel en este momento sería la suspensión de los acuerdos preferenciales con la UE. Doscientas cincuenta mil personas salieron el pasado 11 de enero a las calles de la capital de España pidiendo parar el genocidio palestino. Merecen ser escuchadas y atendidas por cualquier gobierno con sensibilidad democrática como el nuestro. Éste sería el primer paso para conseguir una solución justa y duradera. Los palestinos han renunciado, obligados por las circunstancias, al sueño de crear un Estado laico democrático en el que convivan judíos, musulmanes y cristianos en igualdad de condiciones, solución parecida a la de Sudáfrica. Ahora, los palestinos aceptan crear su Estado sobre los territorios ocupados en 1967, que suponen sólo el 22% de la Palestina histórica, y una solución que prevea el derecho al retorno de los refugiados, pero Israel tiene otros planes, como ha demostrado estos días. Los crímenes de Gaza deben ser castigados para restaurar la credibilidad de las instituciones internacionales, dejando de actuar con doble rasero. Israel no puede matar, destruir, asediar a una población sin el menor respeto a las normas internacionales. Israel no puede ocupar y expulsar a los palestinos y continuar recibiendo apoyo para ejecutar su genocidio.

La depresión es lo único que crece en Gaza.


Marwan Jebril May 02, 2009
Unos niños palestinos se calientan con una hoguera en el campo de refugiados de Yabaliya.
EFE EUGENIO GARCIA GASCÓN - CORRESPONSAL - 30/04/2009 21:27
Más de un centenar de tiendas de campaña se extienden por la llanura de Al-Atatra, en Yabaliya, justo al norte de Gaza. A su alrededor hay un sinfín de casas destruidas total o parcialmente. Las bombardearon los tanques y los cazas durante la invasión israelí de enero y todavía muestran sus desperfectos puesto que tres meses después siguen sin entrar materiales para reconstruirlas debido al cierre casi completo de los pasos con Israel.Nawal al-Sultan vive con su marido y sus siete hijos en una de las tiendas. Cuando el Ejército destruyó su casa, se cobijaron primero en una escuela de las Naciones Unidas, pero unos días después la escuela reanudó las actividades y no les quedó más remedio que venir a una tienda.La mitad de los niños de Gaza ha perdido un amigo o un familiar La familia recibe ayuda de Hamás y de otras organizaciones islámicas. Hamás les ha dado cuatro mil dólares como auxilio de emergencia para que comiencen a reconstruir su casa, pero se trata de una ayuda insuficiente, y además en el mercado no hay materiales de construcción."Mi marido no trabaja y ninguno de mis hijos quiere ir a la escuela. Están deprimidos. Éste dice señalando a uno de ellos, de nueve años se despierta continuamente por las noches. No puede dormir, tiene pesadillas y cree que el Ejército vuelve a entrar en Gaza".La invasión ha dejado una "profunda huella" en los niños, comenta el profesor Abdel Aziz Thabet, un psiquiatra que acaba de finalizar un estudio sobre la repercusión de la guerra en los pequeños. "Ha sido una guerra distinta a todas las precedentes porque no había ningún lugar seguro para nadie en ninguna parte de Gaza. Los israelíes dicen que su Ejército es el más moral del mundo, pero yo puedo decirle que la inmoralidad de los soldados israelíes es completa", continúa."La inmoralidad de los soldados israelíes es completa"Estudio detalladoEl doctor Thabet ha confeccionado el estudio después de entrevistar a 374 familias con niños de entre seis y 17 años. El 50% de los pequeños dijeron que durante la invasión perdieron al menos a un familiar o conocido, y el 86% experimentaron experiencias traumáticas.El 88% de los encuestados afirma que sufre ansiedad ante el futuro. El 74% experimenta insomnio. El 34% tiene pesadillas y el 69,5% padece depresión. "Puedo prever que dentro de unos años, cuando estos niños hayan crecido, habrá más violencia porque buscarán venganza", sentencia el profesor.Thabet cree que lo ocurrido en enero beneficia a la religión. "La gente se vuelve más religiosa porque no hay nadie a su alrededor que pueda tranquilizarlos. Sólo queda el recurso a Dios y el fundamentalismo se robustece, aunque creo que esto mismo está ocurriendo en Israel".Husni Sayyed, de 43 años, casado y con doce hijos, también pasó varias semanas en el campo de Al-Atatra, pero ahora se está construyendo una pequeña y precaria vivienda de dos habitaciones junto al campo, con materiales que consigue en el mercado negro a precios escandalosos.Ha recibido 5.000 euros de Fatah y 4.000 de Hamás. Con este dinero está levantando la vivienda a pocos metros de la casa donde vivía hasta enero y que fue parcialmente destruida por los bombardeos israelíes. Ha puesto un techo de uralita de segunda mano en el que son visibles numerosos agujeros. El cemento que utiliza proviene de Egipto. Ha entrado por los túneles de Rafah junto con todo tipo de bienes que los palestinos de Gaza consumen a diario. Sayyed, en el paro desde hace ocho años, se queja de que la ayuda que están recibiendo las víctimas de la guerra es insuficiente y de que no sirve para nada puesto que Israel no permite la entrada de materiales de construcción.Adnan Abu Hasna, portavoz en Gaza de la UNRWA, la agencia de la ONU que asiste a los refugiados, confirma que los materiales de construcción no entran desde junio de 2007, cuando Hamás tomó el poder, y desde entonces no se han construido casas nuevas. "Tenemos aprobado un proyecto por valor de 93 millones de dólares pero no lo podemos empezar porque no hay materiales", se lamenta."La ayuda que la comunidad internacional ha dado a los palestinos no sirve de nada puesto que sin materiales no podemos trabajar", continúa Abu Hasna. "Israel sólo permite la entrada de unos 125 camiones diarios, y esto apenas cubre el 20% de las necesidades más urgentes de Gaza".El portavoz de la UNRWA asegura que desconoce los criterios que utiliza Israel para prohibir la entrada de alimentos. Unas veces permite entrar ciertos alimentos y otras no. Esto pasa con la pasta o el té. De repente en la franja hay partidas de pasta o de té que cubren durante unos días las necesidades de la gente, pero de repente no se puede encontrar pasta.

El medio ambiente en Gaza es una de las víctimas fundamentales.


Fuente: Erin Cunningham, The Electronic Intifada / Rebelión (Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos)


Incontables campos de frutales por toda la franja de Gaza han desaparecido, granjas enteras han sido destrozadas. Los restos de las miles de casas derruidas emiten amianto tóxico, mientras que las ruinosas infraestructuras vierten al mar Mediterráneo aguas residuales no tratadas. La última guerra ha agravado una ya profunda crisis medioambiental en la asediada Gaza.
A lo largo de toda la Operación Plomo Fundido el ejército israelí atacó casi cada aspecto de las infraestructuras del territorio costero. En toda la franja de Gaza casas, negocios, fábricas, redes eléctricas, sistemas de alcantarillado y plantas de tratamiento de agua han quedado reducidos a montones de escombros.
Según una valoración del daño medioambiental y de las infraestructuras realizada por el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (UNDP, en sus siglas en inglés), el ataque de Israel no sólo ha agravado los peligros ya existentes en Gaza, sino que ha creado otros nuevos al contaminar el medio ambiente tanto urbano como rural y dejar unas cantidades sin precedentes de escombros a su paso.
El Programa Medioambiental de Naciones Unidas (UNEP, por sus siglas en inglés) anunció el mes pasado que enviaría a Gaza un equipo de expertos post-conflictos para estudiar los problemas que suponen las principales amenazas para la población de Gaza.
Antes de la guerra las infraestructuras de Gaza languidecían bajo tres años de sanciones y otros 18 meses de bloqueo conjunto israelo-egipcio que prohíbe la importación a Gaza de todo tipo de productos excepto los “esenciales”.
Muchas zonas de Gaza, particularmente los urbanísticamente incontrolados campos de refugiados, carecen de sistemas de alcantarillado adecuados. Cuando existían, solían funcionar con generadores o con electricidad racionada. La prohibición de importar los materiales necesarios para su mantenimiento, incluyendo cemento, acero y cañerías, los ha dejado en una situación desesperada.
Un informe de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de los Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés), publicado diez días antes de que se emprendiera la Operación Plomo Fundido afirmaba que al menos el 80% del agua suministrada en Gaza “no cumplía los requisitos de potabilidad de la Organización Mundial de la Salud”.
“La falta de cañerías, piezas de repuesto y materiales de construcción impide la mayor parte de las obras de mantenimiento. La degradación del sistema que resulta de ello está suponiendo un grave peligro para la salud pública”, se leía en el informe.
Según la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), las restricciones de materiales y bienes deja al menos el 70% del terreno agrícola sin irrigación, mientras que las autoridades locales se han visto obligadas a verter cada día al mar unos 70 millones de litros de aguas residuales sin tratar. La falta de carburante hace que la recogida de basura sea, en el mejor de los casos, infrecuente.
Durante el ataque las bombas israelíes alcanzaron los ya frágiles sistemas de alcantarillado y tratamiento de agua, lo que provocó que el agua limpia y las aguas residuales se mezclaran en algunas de las zonas más pobladas de Gaza.
Los proyectiles de los tanques alcanzaron la mayor planta de tratamiento de agua en la zona de Sheikh Aljeen de la ciudad de Gaza, lo que hizo que el agua no tratada cayera a borbotones directamente a los barrios, granjas y al mar.
El 40% de los depósitos de agua en los tejados de Khan Younis resultaron dañados o destruidos y cuatro pozos de agua fueron completamente destruidos en la ciudad de Gaza, Beit Hanoun y Jabaliya, según el grupo Agua, Saneamientos e Higiene (WASH, en sus siglas en inglés) que trabaja para la OCHA.
“El mayor impacto después de la guerra se está sintiendo en las zonas del norte de Gaza, donde se destruyeron la mayor parte de las redes de agua”, afirma Najla Shawa, directora de información de WASH en Gaza. “También en Khan Younis sólo el 30% de la zona dispone de los servicios de una red de alcantarillado”.
Cada día se están vertiendo al mar Mediterráneo diez millones más que antes de la guerra de litros de aguas residuales no tratadas, afirma WASH, lo que supone una amenaza para la vida marina de la costa y para la pesca de Gaza.
Los misiles israelíes también destruyeron fábricas en zonas residenciales urbanas y en zona rurales, que dejaron productos químicos potencialmente tóxicos en el aire y en la tierra. Se afirma que las montañas de escombros que siguen caracterizando el paisaje de Gaza contienen grandes cantidades de amianto, una fibra mineral cancerígena usada comúnmente en la construcción.
“Los restos de las demoliciones causadas por las últimas hostilidades pueden contener sustancias peligrosas como el amianto”, dijo por teléfono desde Génova a IPS un representante de la sección de Gestión Post-conflicto y Desastre del UNEP. “Se ha relacionado el cáncer de pulmón y altos niveles de exposición al amianto”.
Según las autoridades locales, se destruyeron más de 20.000 edificios y 5.000 casas. A consecuencia del bloqueo todavía no se han podido limpiar unos 600.000 metros cúbicos de escombros, gran parte del cual fue esparcido por los taques israelíes.
La tierra de Gaza también se ha visto afectada a largo plazo por el uso de fósforo blanco por parte de Israel durante toda la guerra, afirma Sameera Rifai, representante de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza en los Territorios Palestinos Ocupados. “La tierra agrícola ahora está contaminada por las armas que utilizaron los soldados israelíes, en especial el fósforo blanco”, dijo Rifai a IPS.
Según la Agencia Estadounidense para el Registro de Sustancias y Enfermedades Tóxicas, el fósforo blanco, un agente incendiario químico, puede permanecer inalterado en los sedimentos terrestres y en los cuerpos de los peces durante muchos años. Según estudios realizados en la universidad Técnica de Yildiz en Estambul, Turquía, las muestras de tierra de Gaza dieron positivo en el caso de fósforo blanco en febrero.
Según afirma el activista medioambiental e investigador de Amigos de la Tierra Oriente Medio, Basil Yasin, la guerra debilitó aún más la capacidad de los ayuntamientos para recoger la basura. Naciones Unidas informa de que los residuos y restos sólidos siguen amontonados en las calles de Gaza y que los tres basureros principales de la franja están completamente saturados.
Sin embargo, mientras dure el bloqueo y se prive a Gaza de los materiales que necesita para reconstruir, los ecologistas dudan mucho que se pueda hacer algo para tratar los cada vez mayores problemas medioambientales de Gaza.
“Se trata de una crisis continua, no sólo de una provocada por la guerra, que siempre impide a los palestinos desarrollar proyectos sostenibles”, declaró Shawa a IPS. “Fundamentalmente esto incluye la falta de materiales que impide que se construyan redes de agua y plantas de tratamiento de aguas residuales. En los dos últimos meses los israelíes sólo han permitido la entrada a Gaza de dos o tres contenedores con cañerías”, afirmó.
También afirmó que las llamadas “zonas parachoques” que Israel ha construido unilateralmente dentro de Gaza están dificultando la limpieza y valoración del medio ambiente en el periodo posterior a la guerra. “La gente no puede acceder a las zonas en el este y norte donde están situadas las plantas de tratamiento de aguas residuales”, afirmó. “Las autoridades municipales no pueden llegar a esas zonas para hacer pruebas del agua o de la tierra para ver los niveles de aguas residuales”.
El UNEP afirma que en cualquier conflicto la estabilidad medioambiental es fundamental para establecer una paz a largo plazo.
“No se pueden hacer progresos significativos en términos medioambientales mientras las fronteras permanezcan cerradas” , afirma Rifai. “Si queremos desarrollar Gaza y preservar sus recursos naturales, debería acabar este bloqueo y debería haber libertad de movimientos para las personas y los materiales”, afirma Rifai. “Si no, es imposible”.
2009-05-07 07:05:18

La silenciosa guerra de las demoliciones en Jerusalem Este.


Fuente: Lina Sankari, L’Humanité / Rebelión (Traducido para rebelión por Caty R.)

Colonización. Destrucción de viviendas, nuevos asentamientos…
Se estrecha el cerco en el este de la ciudad, habitado por los palestinos.
Grandes trozos de la estructura metálica penden sobre sus cabezas. Los restos del tejado reventado amenazan con caer en cualquier momento. A sus pies, los cascotes de las fachadas. Ese esqueleto de casa, acurrucado en un hueco de las colinas del Monte de los Olivos, en Jerusalén, pertenece a la familia palestina Al Sayad. Igual que otras 87 viviendas del barrio de Selwan, esta casa recibió una orden de demolición en 2005. Para justificar esas operaciones, el Ayuntamiento se basa en el proyecto de un espacio verde que se añadiría al parque arqueológico. Hace tres mil años, este lugar era la ciudad de David, el rey que habría fundado una dinastía en Israel y convertido Jerusalén en su capital. Ahora, todos los derechos sobre la tierra están congelados. Así, si la familia crece, no es posible plantearse una ampliación. En cuanto a los edificios, están limitados a dos alturas. Y nuevas carreteras rodean los barrios palestinos con el fin de impedir su expansión.
Las banderas israelíes, plantadas de forma dispersa, marcan por todas partes el establecimiento progresivo de colonos israelíes en Jerusalén Este. Los residentes palestinos, que libran una batalla cotidiana contra el desahucio, acusan al Ayuntamiento de la voluntad de revertir el balance demográfico. «Obviamente, existe una estrategia dirigida a vaciar de palestinos el este de la ciudad y ocupar progresivamente toda la tierra. Sin embargo, las leyes internacionales estipulan que no se pueden modificar los estatutos de la ciudad. Si nuestras construcciones son ilegales, como afirma Israel, las de los colonos también», clama Adnan Husseini, gobernador palestino de Jerusalén, antes de afirmar: «Permaneceremos aquí sean cuales sean los sacrificios». Más allá de las 88 casas de Selwan, 300 viviendas están amenazadas en una zona de 9 kilómetros cuadrados que engloba cinco barrios. Para Abel Shaloudi, que dirige un comité de habitantes de Selwan, está claro que esas intervenciones no son un simple «plan de urbanismo, sino una operación de limpieza étnica», y pregunta, «¿cómo voy a criar a mis hijos en este ambiente?».
Salim Hannoun ya ha alejado a su hijo de este ambiente de miedo perpetuo. La casa donde vive, en la cual nació en 1954, también está amenazada. Electricista en el consulado francés, va de juicio en juicio desde hace treinta y siete años y gasta sumas enormes en su defensa, para poder conservar su casa. «Ese dinero habría podido servir para construir otra casa. Pero aquí hemos edificado toda nuestra vida y no la abandonaremos»; respira antes de continuar: «No puedo fabricar la escritura de propiedad que me exigen los israelíes. Desde el Mandato Británico estamos instalados aquí y la propiedad es nuestra de hecho». Desde hace algunos meses, los observadores internacionales hacen turnos por la noche para proteger su casa todo lo posible.
Tras la destrucción de cada casa, los habitantes intentan reconstruirlas rápidamente para seguir ocupando el terreno. «Es una forma de lucha; peleamos por cada metro cuadrado», explica Abel Shaloudi. En Selwan, un habitante no pudo reconstruir su casa inmediatamente después de la demolición. «Así que sustituyó la casa por una caravana y los israelíes le enviaron una notificación indicándole que también demolerán la caravana». Betselem, el centro israelí de información de los derechos humanos en los Territorios Ocupados, estima que desde 2004 más de 3.400 casas se han reducido a escombros.
Hind Khoury, delegada de Palestina en Francia, recuerda las consecuencias humanas de las diversas restricciones que afectan a los palestinos de Jerusalén. «Esta ciudad ha cambiado. Existe una desintegración de las relaciones y se ha vuelto muy difícil vivir aquí. Al mismo tiempo, los valores que unen a las personas se rompen contra las prohibiciones de circular. Los habitantes de Belén no pueden reunirse con sus familias en Jerusalén. Actualmente, todo el mundo vive aislado: algo totalmente ajeno a la sociedad palestina».
En 2004, el Ayuntamiento aprobó un nuevo plan maestro que sustituye al de 1959. Encargado de establecer las proyecciones demográficas, sociales y económicas, ese documento es el reflejo urbano de una voluntad política. Asume la función de consolidar la soberanía israelí sobre la Ciudad Santa. A este respecto, la introducción no es más que una ilustración, puesto que confirma el establecimiento de Jerusalén como capital de Israel. Para reafirmar ese papel, los políticos urbanos deben, por lo tanto, cumplir meticulosamente la distribución étnica de la población y sobre todo los deseos del gobierno: 70% de israelíes, 30% de palestinos. En 1967, la ciudad contaba con un 74% de habitantes israelíes frente a un 26% de palestinos. En 2002, el balance ha oscilado un poco a favor del crecimiento natural palestino, con un 67% de israelíes y el 33% de palestinos. Israel trabaja con la perspectiva de un saldo migratorio positivo de residentes judíos hacia Jerusalén. Sin embargo, la ciudad sufre una falta de atractivo por la situación de la seguridad, el auge de los ortodoxos y un mercado laboral débil. No se puede contar con los laicos para poblar la ciudad, aunque el Ayuntamiento puede acudir a las familias judías nacionalistas, partidarias de la colonización, apoyadas por la extrema derecha. A esos proyectos hay que añadir el de la construcción de un tranvía en el este de la ciudad por el consorcio francés City Pass, que agrupa a las sociedades Alstom y Connex. Dicho tranvía conectará las colonias de Pisgat, Zeev, Maale, y Adumim con el oeste de Jerusalén. Es decir, una anexión de hecho de la parte este a Israel y, en cosecuencia, más confiscaciones de tierra.
«Las demoliciones de casas y el tranvía son una manera, tras la de 1948 y la de 1967, de seguir, una vez más, borrando del mapa a los palestinos», explica Fadwa Khader, miembro de la dirección del Partido del Pueblo Palestino «En Gaza existe una guerra declarada, pero lo que se lleva a cabo en Jerusalén Este también es un nuevo tipo de guerra». Más silenciosa que la de las bombas y por lo tanto también más insidiosa. De la conservación del estatuto de la ciudad y del este de la misma como la capital de un futuro Estado palestino depende, pues, otro combate: el de la salvaguardia de la identidad palestina. Hind Khouri analiza: «Jerusalén es un microcosmos. Lo que ocurre a escala de los Territorios se condensa aquí. La cuestión palestina es la historia de una expulsión, pero esta capacidad de rebelión y resistencia nos proporciona, a todos nosotros, la dimensión humana». Por su parte, Daniel Seidemann, director de la ONG Ir Amim, el pasado mes de abril advertía de que: «Si prosigue la colonización, pronto será demasiado tarde para una solución del conflicto basada en dos Estados. Será el atolladero definitivo». Actualmente, 190.000 israelíes viven en una docena de barrios en Jerusalén Este frente a 270.000 palestinos.
2009-05-08 06:15:08

Pacifistas palestinos se enfrentan con colonos israelíes en Hebrón.



Fuente: Reuters / Agencia Atlas
Un grupo formado por palestinos residentes en la ciudad cisjordana de Hebrón y por activistas pacifistas se ha enfrentado con los colonos israelíes con motivo de la fabricación de una estructura temporal en una colina de la zona.
El grupo pacifista ha intentado colocar un refugio simbólico hecho de paneles de cartón con una bandera palestina en el techo como gesto de protesta. Los colonos israelíes han llegado a la escena para intentar para la manifestación. Para ello han intentado prender fuego a la estructura y han quemado una bandera palestina. Mientras, han intentado impedir a los periodistas tomar imágenes del enfrentamiento y un colono ha escupido a una cámara.
Los enfrentamientos fueron detenidos al ser dispersados por los soldados israelíes que dispararon gas lacrimógeno y arrestaron a cinco activistas. El Ejército israelí ha declarado el lugar zona militar cerrada.
2009-05-08 11:55:24

Abogados noruegos presentan una querella por crímenes de guerra israelíes.

Abogados noruegos, en representación de varias familias palestinas, anunciaron el miércoles una demanda contra responsables israelíes, incluido el ex primer ministro Ehud Olmert, por “crímenes de guerra” y “violaciones graves de los derechos humanos” durante la guerra contra Gaza.

La querella, que fue presentada el miércoles ante el fiscal general noruego, exige el arresto y la extradición de Olmert, de la ex ministra de Relaciones Exteriores Tzipi Livni, del ministro de Defensa Ehud Barak, y de siete oficiales superiores del ejército israelí.
Esta demanda "concierne el ataque israelí contra la franja de Gaza en el período del 27 de diciembre de 2008 al 25 de enero de 2009", indicaron seis abogados en un comunicado.
Dicha iniciativa se basa en los artículos del código penal noruego sobre los crímenes de guerra y otras violaciones graves de los derechos humanos, según las normas internacionales. En el marco del código penal noruego, los tribunales pueden actuar en casos de crímenes de guerra y otras graves violaciones de los derechos humanos
Según el comunicado de los abogados, se les acusa de los crímenes de "ataque terrorista masivo contra residentes civiles de la franja de Gaza", "homicidio de civiles y comisión de acciones inhumanas causantes de sufrimientos graves" y la "destrucción masiva de propiedad pública y privada con el objeto de intimidar a civiles".
Ese texto también cita "ataques deliberados contra hospitales, centros de salud, ambulancias y otros medios de transporte y equipos médicos", así como el "uso ilegal de armamento militar contra zonas de población civil", recurriendo al "fósforo blanco, las armas experimentales DIME (explosivos de metal inerte denso) y obuses con dardos".Siempre de acuerdo con dicho comunicado, entre los querellantes figuran "algunas de las víctimas de la agresión y también ciudadanos residentes en Noruega que tienen derecho a demandar a los autores de los hechos, al haber sufrido la pérdida de familiares o propiedades". Los denunciantes gozan también del apoyo de varios colectivos y activistas de derechos humanos que actúan en Europa en coordinación con grupos de derechos humanos en los territorios ocupados.
Según una fuente cercana a los querellantes "Se trata de tres personas de origen palestino instaladas en Noruega y de 20 familias que perdieron a parientes o bienes en la ofensiva".
Al ser preguntado sobre las probabilidades de éxito de esta demanda, el abogado, Harald Stabell, declaró: "Si no se hace nada, hay más probabilidades de que se produzca otra ofensiva similar".
La ofensiva de Israel contra Gaza duró cuatro semanas entre diciembre y enero y dejó más de 1.300 muertos palestinos .

Los querellados son los siguientes:

Ehud Olmert (Ex Primer ministro)
Ehud Barak (M. de Defensa)
Tzipi Livni (Ex ministra de Exteriores)
Yoav Galant (General región sur)
Gabi Ashkenazi (Jefe del ejército)

Ilan Malka (Coronel de la brigada Givati)
Ido Nehushtan (Jefe del ejército del Aire)
Avi Peled (Coronel de la brigada Golani)
Avi Mizrahi (Jefe del ejército de Tierra)
Eliezer Marom (Jefe de la Marina israelí)

Para contactar con los abogados:
Las personas interesadas en colaborar con los abogados pueden ponerse con contacto con ellos a través de los siguientes números, añadiendo el código telefónico del país (47). Desde España.
Loai Deeb (teléfono: 482 84 522)
Bent Endresen (teléfono: 913 92 423)
Pål Hadler (teléfono: 901 13 169)
Geir Høin (teléfono: 913 49 695)
Harald Stabell (teléfono: 913 49 695 )
Kjell M. Brygfjeld (teléfono: 908 73 793)