
Los niños muertos, los niños que lloran, los niños que sufren desprovistos de alimentos y de su familia.
Cuando veo un niño palestino muerto, siento rabia, siento coraje al saber que en un lugar del mundo, un país como palestina, quiere ser borrado bajo las bombas dol sionismo.
Cuando veo, los niños que corren entre las casa demolidas, siento terror y pienso en ese monstruo, que no tiene freno, que no es sensible, que mata sin piedad, que usurpa en su libertinaje opresor.
Cuando observo a los israelíes en sus tanques, matando niños y mujeres, cuando veo a los colonos judíos escupiendo el rostro de un palestino, destruyendo las plantaciones de los campesinos, robando la cosecha, asentándose en territorio palestino, siento aversión por Israel.
Esperanza
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